La historia terminó una vez más fría
y deprimente… como cada año ya pasado. Pude tener la vida ante mis
ojos incorpóreos como una dulce y cálida tentación divina; sin
embargo volví a perder, como siempre, todas esas anheladas
oportunidades de ser aceptado tal y como las cosas han ido… como el
“espíritu residual genérico” que eternamente seré. Ahora solo
será cuestión de esperar y esperar, e ir empujando día tras día
encerrado en el vacío y la soledad del “otro barrio”, esperando
a que pase otro año entero. Imaginando como será la próxima vez en
la Tierra; y fantaseando sobre como pudo haber sido la anterior.
Sabiendo que la “Resurrección” no tiene ninguna prisa por
encontrarme. ¿Demasiado dramático otra vez? ¿En serio? ¡Lo
siento! A veces casi me olvido de que me estás leyendo… .
Solamente ha pasado una hora y ya no
sé que hacer con mi tiempo. ¡Esto es muy agotador y bochornoso! Ya
me he ventilado todo mi repertorio entero de chistes por contarme a
mí mismo… ¿Has probado alguna vez de contarle un chiste a tu
propio ser? Suena extraño, pero me atrevería a decir que es más
divertido de lo que parece. ¿Sabes? Yo lo que siempre hago es
imaginarme de pie en el escenario de un gran teatro renacentista; con
sus magnas columnatas de oro y una colosal cúpula de mármol pintado
al fresco, encima de un desfiladero de graderías de terciopelo
carmín. Y en ellas, contemplándome con entusiasmo y admiración,
miles de personas me aplauden bajo la luz triunfal de los
combustibles focos. Y lo mejor de todo: ¡Estas personas están
desnudas! ¡Muy desnudas! Y su cabello suele estar hecho de turrón
de yema con grumos de nueces de macadamia. Después yo lanzo mi
camiseta al público y mientras la gente se pelea por ella, dejo caer
una inmensa lluvia de confeti y serpentina que les provoca una
poderosa e inesperada sorpresa. Y cuando todo el teatro yace
empapelado y la gente está fascinada, saco una cerilla y le prendo
fuego. Después de todo... mis propios chistes no me terminan
haciendo tanta gracia; pero mi estupidez incurable si lo hace.
Me paseo por el espacio vacío y me
dedico a pegar algunos brincos con alguna que otra triple voltereta
aérea mortal. Mi espalda ahora mismo estaría jodidísima de los
porrazos que me he pegado haciendo esto; pero al no tener una espalda
estrictamente física, digamos que ese riesgo ya lo tengo bastante
asumido.
Llego a mi humilde morada cansado de
poner a prueba la gravedad de este sitio. Bueno… cuando hablo de mi
morada, en realidad me refiero a un pedazo de nada, en medio de la
nada, del que me he adjudicado su propiedad. Antes dibujaba un
círculo en el suelo para delimitar mi territorio; pero ese ingenioso
truco no me traía más que problemas legales con el corrupto
Gobierno de Satanás. El tío me insistía en que, ya que hacía un
circulo, dibujase un buen pentagrama en su interior, a modo de
publicidad política y todas esas movidas; pero en vez de hacer eso,
yo veía mucho más conveniente dibujar un plátano. A mí me parecía
la mar de gracioso... la verdad; pero al parecer, unos eran de ofensa
fácil y sabían como hacerse cobrar la blasfemia.
No sé como deben ir las cosas por el
Infierno. Hace años que no me acerco a esos senderos abrasadores.
Tampoco creo que haya cambiado mucho la cosa desde la última vez que
fui. Allí todos son muuuy conservadores y retrogradas. Me pregunto
si la eterna tortura física y el suplicio constante resulta más
interesante que este vacío en el que me hallo. No soy un experto ni
nada… tampoco quiero quejarme por quejarme, pero quiero suponer que
cuando tu horario semanal se basa en ser desollado, empalado en una
estaca, o abierto en canal, las lecciones de anatomía humana
avanzada no te las quita nadie. De hecho, yo siempre he pensado que
de allí saldrían buenos cirujanos. Hmm… También me pregunto qué
clase de travesuras debería hacer un cirujano en vida para terminar
siendo condenado en el Infierno… .
Después
hay otros tipejos
que viven en su propio Limbo personal. ¡En
serio! ¡No es broma! Me enteré de la historia de un chaval que se
está pasando la muerte en un parque de atracciones. ¡Esto no es
justo! ¡En absoluto! Él montado en una montaña rusa en una
constante inyección de adrenalina, mientras que la máxima inyección
de adrenalina a la que yo aspiro consiste en correr en línea recta.
¿¡Acaso ese niño es más importante qué yo!? ¿Por
qué debería él gozar de ese privilegio? ¡Seguro
que en
realidad
escupía en la sopa de su hermana, o golpeaba a su padre con un
calcetín sudado…! En fin… cosas del Juicio Final. Aunque más
que un juicio, debería ser considerado una tómbola. De todos modos
ese día yo llegué tarde y ya no quedaban plazas a las que optar. La
línea
de trenes Pos-Mortem está escandalosamente descuidada.
Mi
casa se caracteriza por tener un fantástico calendario anual en
el que me recreo contando los días...
y nada más. Esos
son
los
servicios
mínimos
que te ofrecen en las oficinas de Atención al Difunto. De
todos modos, jamás te imaginarías lo que uno, con la suficiente
desesperación y una pizca de creatividad, puede llegar a hacer con
ese cartoncillo doblado. No hace falta que me juzguéis
por esto… .
A ver… ¿Qué más puedo hacer
ahora? Venga, venga, necesito algún tema mínimamente interesante
sobre el que reflexionar un rato… Veamos... Hmm… ¿La Revolución
Francesa? ¿El Psicoanálisis de Freud? ¿El Tercer Reich Alemán?…
¿Patos?… ¡Espera! ¿Sabes como se llama esa canción que suena
algo como: “na-na ta-ta-ta-ta na-na-na-na-na na-na ta-ta
ta-ta-ta...”? ¡Me aburro…! ¡Oh, sí! ¿Te he contado alguna
vez como morí? ¿No? ¿Quieres que te lo explique entonces?
¿Tampoco? ¡Vaya, qué ganas le pones! De todos modos, si estás
aquí es por tu propia voluntad, así que creo que voy a explicártelo
igualmente. Vale… esto ha sonado muy autoritario. No me gusta… .
Te lo explicaré si no te parece mal, claro… . ¡Así mejor!
¿Alguna vez has oído a hablar sobre
una exótica especie de medusa llamada Cubozoaires,
o avispa de mar? ¡Sí!
¿Aquellas que son conocidas
por sus cuerpos cúbicos y sus flagélicos tentáculos capaces de
distribuir una dolorosa, lenta y angustiante defunción a aquel que
se crea lo suficientemente osado para entrar en su rango de contacto?
¿Aquellas que en Filipinas provocan más de 40 muertes al año?
Sabes de lo que hablo ¿verdad?...
Pues me atropelló una moto.
Ahora
si que ya no sé que más hacer… Pfff… ¿Tú qué me cuentas, eh?
¿Como va todo? ¿Bien? No te escucho del todo… la cobertura es
pésima aquí dentro. ¿Qué has dicho? ¿¡Mejor que a mí!? Me lo
imaginaba… Por cierto… ¿Sabes que
ahora mismo estoy detrás de ti?… Acechándote en silencio... ¡Es
broma! No hace falta que te
gires… en serio, no lo
hagas… sería muy ridículo
para ambos. Solo
trato de pasar el rato con la mayor improductividad posible.
Este
próximo Hexennacht la cosa seguro que irá mejor. Ahora ya conozco
el modo de alcanzar a la Gran Bruja de Aranei, y ese bicharraco de la
entrada ahora ya me conoce a mí. Está todo bajo control. El año
que viene no voy a dejarme llevar por la incertidumbre. ¡Desde luego
que no! ¡Este año siguiente
conseguiré la vida eterna! Aunque vaya en contra de toda naturaleza…
no sé como,
pero lo haré. Al menos a algo me aferro para
mantener la moral alzada.
Ahora solamente puedo
esperar, esperar y seguir
esperando.
Cojo
el calendario y contemplo unas diminutas fotografías de paisajes que
los cretinos de las oficinas añadieron en el diseño, y
algún día ya
me explicarán porqué… .
Puedo ver una playa tropical impresa sobre la lámina de cartón.
¿Cuántas veces había soñado yo en un paraíso como ese cuando
estaba vivo? ¿Cuantas oportunidades de viajar a un lugar así dejé
escapar? ¿Cuantas veces habré mirado esta foto y me habré hecho
exactamente las mismas preguntas?
Todavía
recuerdo la última vez que estuve
en
una playa del sur. Las del
norte no deberían llamarse playas, pues un ser humano no se baña en
sus aguas
por disfrute y capricho voluntario.
Bueno, a menos que seas como
era yo y te guste fingir parálisis corporales para asustar a mi tío
Donald. Si es que ese pobre hombre ya estaba destinado a morir de un
infarto por mi culpa… Puedo recordar también una vez que unos
amigos y yo saludamos y animamos con gran admiración a un hombre que
nos llamaba desde esas gélidas y turbulentas aguas, en un magno acto
de valentía y superación humana. El siguiente día nos dimos cuenta
de que ese señor había sido arrojado desde un barco de narcotraficantes daneses, y nos estaba pidiendo auxilio desesperado.
Anécdotas… ¡Cómo hecho de menos esos momentos! Ahora éstos
solamente existen una vez al año. Ojalá pudiese usar esas aguas
para criogenizarme
y
no despertar hasta el próximo
Hexennacht. ¡La eterna
demora me mata!… ¡Qué
irónico!
¿Y
ahora qué? Se
me acaban las cosas por hacer aquí y me tortura pensar que la vida
me queda tan lejos ahora mismo… ¡Maldita naturaleza de las cosas!
Esto es tan frustrarte como enjabonarte el cuerpo con un cactus. No
me preguntes cómo lo sé… . Tampoco importa. Las horas van pasando
y ya no sé que hacer. Creo que me estoy acalorando; pues empiezo a
ver las cosas dobles… . Tampoco
debería disgustarme este
hecho, pues mejor que un
calendario en medio de la absoluta nada, son dos calendarios en medio
de la absoluta nada. Ahora ya ha deliro, y todo esto
justo acaba de empezar. ¡Ya
no puedo más! La nada es asfixiante y la espera se me está haciendo
eterna. Me derrito por volver a estar vivo de nuevo, pero la Tierra
me da la espalda por ahora. Necesito que me des un respiro; de verdad. ¡Un poco de aire
fresco! Ahora ya solo faltan 364 días para Hexennacht.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada