dimarts, 7 d’agost del 2018

E-2

Esta noche he vuelto aquí tras tanto, tanto tiempo. Aquí... donde mueren los Dioses. Tierra de fantasmas de ceniza enfriada por el pesar de los años. ¿Te acuerdas de este lugar?

Todos estos faros que antaño eran fuentes de luz y vida ahora tan solo son un mero y triste recuerdo del más puro y estricto abandono. La dejadez, y la soledad; espectros que una vez te persiguieron por estos lares, en ese día que el destino te quiso soltar aquí, ya fuese por una razón que no queremos comprender, o por un capricho, cuya potestad de negárselo jamás la tuviste tú ayer, pequeña. Y tampoco la tendrás mañana.

Fíjate que esta es la era del absoluto conocimiento. La era de la información y las omnipresentes raíces de las relación humana. Tantos datos disfrazados de respuestas a un todo que jamás asimilaremos. Tantas cosas que me llevan a preguntarme y meditar por años: ¿Cómo y por qué alguien como tú, fiel cazadora de la verdad más pura, puede vivir entre tanta falsedad y penumbra?

Recuerdo una vez, un viejo vaquero me contó una historia que ya casi he olvidado. Todas las historias se olvidan, excepto aquellas en las que te quedaste prisionero porque tu mismo destruiste la llave de tu celda. El caso es que el viejo me habló de como las personas crean leyes y teorías, y tratan de definir la realidad con simples palabras que tan solo son moldes para que la gente como tú pueda domesticar aquello indomable. Como se busca constantemente el manejo de todo. Y sin embargo, niña, las vacas; esas vacas que el ranchero criaba en su granja; vacas que ni siquiera saben que las personas las llaman “vacas”, porque en realidad eso no tiene significado alguno, desconocen todas las teorías y leyes que los humanos se empeñan en desarrollar, y aún así viven en su más pura y serena ingenuidad. Viviendo sin pensar en un mañana; pues este no existe en realidad.

Tal vez esas teorías sobre el mundo… de la pequeñez humana… de lo inconcebible… no sean más que intentos absurdos de hallar un entendimiento que siempre termina frustrado. Esas teorías del todo y del nada en absoluto que no dejan de corroer. Yo mismo una vez me di cuenta de todo esto, niña; De como el mundo se excusa por todo, cuando lo cierto es que como todos, tú misma te has regido por tus reglas individuales que allí fuera jamás han tenido validez alguna. Que cosas… el Sol sigue dando vueltas por allí y lo seguiría haciendo aunque nadie jamás lo hubiese mencionado en la historia.

No creas que trato de ser profundo, amiga mía; tampoco destructivo. Ni siquiera pesimista. Solo trato de explicarte otro día más como las cosas no son más ni menos que lo que tratamos que sean. Las cosas son porque tenían que ser. Este es el instante en el que nuestro mundo se distancia de toda descripción objetiva. Si dejas de pensar un segundo, si dejas apagar por un instante esa voz con la que dialogas constantemente dentro de tu cabecita, el mundo que te rodea “es” y nada más.




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