dimarts, 22 de maig del 2018

E-1

¡...Es que no puedo entenderlo! Yo solamente quería demostrarles que no soy solamente lo que ven… que no soy el chaval imbécil que el mundo cree que soy.
Hijo, no tienes que tomarte estas cosas tan a pecho. Has recorrido muchos kilómetros para llegar hasta aquí… no eres un imbécil. Te lo puedo asegurar yo mismo.
Eres mi tío… como un padre para mí. ¿Qué podrías decirme tú, si lo único que tratas es de protegerme? ¿Y de qué me sirve? ¿De qué me sirve todo esto si nadie en el mundo cambiará su forma de verme?
...Tal vez quién cambie al fin y al cabo seas tu y tu forma de enfrentarte al mundo. Algún día madurarás. Ya lo verás. Y entonces todo te parecerá muy, muy distinto a como lo ves ahora.
¡Yo no quiero cambiar! ¿Por qué debería hacerlo yo si nadie más lo hará? La gente no cambia. Los cretinos nacen y mueren cretinos; aquellos que tienen un buen corazón lo tendrán hasta pudrirse, y todos aquellos que no quieren saber nada de mí y de mi vida, jamás les importará un bledo lo que me suceda. Adaptarme a esto significa conformarme. Y si algo he aprendido después de este maldito viaje, es que el conformismo da asco.
A veces uno tiene que aprender a conformarse a las circunstancias por pura supervivencia. Está escrito en nuestro propio ADN. La naturaleza lo dicta.
No si cabe la opción de luchar por algo mejor…
Tonterías, hijo, tonterías.
¿Tonterías?
Dime entonces… ¿Cuál es exactamente tu lucha, eh jovenzuelo?
En realidad… no lo se…
¿¡Lo ves!? No hay lucha… solamente protestas. Se te pasará. Créeme… todos hemos pasado por algo así alguna vez. Este espíritu de rebeldía tuyo solo es transitorio. Mera jerga juvenil.
Simplemente trataba de convertirme en alguien real… mostrarme como un hombre modesto, comprensivo y luchador, y no como un número más en un listado infinito. Es una pena que hoy en día uno sea antes un código numérico vacío que una persona en su totalidad.
No entiendo exactamente a donde quieres llegar…
¿A dónde quiero llegar? A que a los que alguna vez hemos tratado de quebrantar esos códigos se nos ha rechazado sin piedad alguna. Sin ni siquiera parar a preguntarse si había algo bueno en nuestro acto. Somos fantasmas, tío. ¡Fantasmas! Pero no de los que asustan, no… más bien de los que nadie escucha por mucho que griten a pulmón. Rechazados, ignorados y reducidos a polvo. No saben nada de mí… solo lo que yo he decidido que sepan, y aun fingir no hacerlo, no hacen más que juzgar, juzgar y juzgar. Y no saben nada. Solamente cuentan mentiras, una tras otra, y las disfrazan de verdad para que deje de molestarles y entrometerme como la pesada carga en la que me he convertido, y…
¿Ya has pensado en dedicarte al teatro?
¿¡Qué!?
Al teatro… se te da bien esto de los discursillos dramáticos.
¿Me tomas el pelo? Pensaba que podía confiar en ti para contarte mis dolores de cabeza.
Lo siento… solo estaba bromeando. Sabes que yo siempre te escucho… aunque no puedo decir que comparta tu conspiranoico punto de vista, la verdad.
No hablo de conspiraciones… hablo de hechos que yo mismo he conocido cara a cara. ¿Acaso tú nunca te has sentido desechado por la inhumanidad? ¿Jamás has sentido que el mundo a veces actúa como una máquina sin sentimientos? ¿Jamás has sentido que se ríen de ti cuando tratas de expresar algo que a otros no les resulta cómodo.
Bueno… no lo sé… ya sabes que yo no tengo tanta imaginación como tu, pero…
¡Pero nada! ¿Sabes qué? Creo que me haré a la mar… seré un corsario, sí… un maldito corsario errante. Me olvidaré de todo y de todos y no regresaré a tierra hasta que por fin puedan verme como un verdadero hombre… ¡no! mejor, mejor agarraré un corcel y cabalgaré mil valles y llanuras más allá de…
¿Tú crees?
...pfff… como si yo supiera algo de esto… estoy muy cansado. Se esperan de mí algo que jamás cumpliré… .
Vete a dormir, hijo. Mañana ya seguiremos hablando si quieres. Será lo mejor.
Creo que me daré una ducha.
Por cierto… ¿por qué no tratas de recopilar todas esas cosas, las escribes bien escritas, y te montas un buen libro? Podrías ganar dinero y todo.
No voy a escribir nada… solamente quería contártelo. Nada más.
¿Por qué?
Porque este es el último lugar que me queda donde todavía puedo hacerme oír. Bueno… esto si es que todavía me escucha alguien.




dilluns, 14 de maig del 2018

UN DÍA DE TRABAJO CON LA SEÑORITA LARS


Buenos días Sujeto número 99, me han dicho que querías hablar conmigo.
Así es… ¡Toma, Teresa! Te he traído unas flores… son del laboratorio... pero bueno… son flores.
Oh… ¡Qué mono! Dime ¿qué es lo que te pasa, eh?
Verás… sé que he insistido antes en ello, pero necesito que me dejes vivir.
¡Aha!
¡La vida es maravillosa! ¡No quiero perderla! Y menos por el hecho de haber nacido en este sitio.
Hijo… entiendo por lo que estás pasando. ¡De veras!
¿Entonces por qué no dejas de tratarme como un sujeto destinado a morir en tus ensayos, aunque sea por un instante? ¡Amo la vida! ¡Te lo juro! No me hagas esto…
Sujeto 99, yo te entiendo… pero tienes una idea de la vida absolutamente idealizada. Jamás en tu vida has salido de este laboratorio. No tienes ni una mínima idea de lo que hay allí fuera. Hay muchas cosas malas… gente mala, desastres naturales…
Pero esque a mi esto me da igual. ¡No quiero morir! ¡No sin haber vivido antes! Te lo suplico… haría lo que fuera para que no me matases. ¡Por favor! ¿Me darás una oportunidad de seguir con vida?
No.
¿Pero por qué? Sé que me creasteis expresamente para destruirme con vuestras armas experimentales. Soy consciente de que ni siquiera soy un verdadero ser humano. Sé que tu tarea es matarme, como has matado a decenas más como yo. Pero a pesar de ello, sabes que he hecho todo lo que ha estado en mi mano y más durante todos estos días para evitar este destino.
Hijo… siento mucho que todo esto te esté haciendo daño. Pero es que no puedo sentir ni una mínima empatía por ti. Eres un sujeto de pruebas, y nunca dejarás de serlo.
Dejaría de serlo si tú dejases de tratarme como tal.
La cosa no funciona así.
¿Por qué no? Antes que sujeto soy un ser con sentimientos… y sé con total seguridad que quiero seguir viviendo… aun no haber vivido nunca antes realmente.
Lo sé.
¿No vas a dar ni una mínima validez a mis suplicios? ¿Nada? ¿Soy realmente tan insignificante?
Si entendieras mi trabajo, tú mismo te responderías a todo esto… . De todos modos, agradezco mucho las flores que me has traído.
Las agradeces… pero no las escuchas. ¿Qué demonios debo hacer más para que te apiades de mí? Solo quiero ser como las otras personas de este maldito mundo…
No puedes hacer nada… es lo que te ha tocado. De veras que lo siento, pero la cosa va así. Si quieres, como mucho puedo mandar a mi compañera para que sea ella quien te despedace…
¡Memeces! Yo no quiero esto.
¿En serio? Es una chica muy simpática, y tiene unas manos suaves como la seda. Tal vez te convenga… ya te la presentaré uno de estos últimos días tuyos.
¡No! ¡Basta!
Vale… hablemos de otras cosas ahora… que ya veo que este tema a ti te pone algo nervioso.
¿Leíste ese poema que dejé escrito en las paredes de mi celda?
¿Ese que habla de las cosas que harías si pudieses seguir viviendo?
Ese mismo, sí.
Era precioso… me pareció muy, muy bueno. Se te da genial todo esto de escribir. Pero tengo que decirte de nuevo que tienes la vida del todo idealizada. La vida no es tan perfecta como tu la describes hablando des del puro desconocimiento… ¡para nada!
Así es como me gusta verla, y así es como la vería si pudiese. Así me hace sentir en realidad. Sé que también tiene cosas malas; es inevitable; pero mientras tenga las cosas buenas… ¿qué problema hay?
Esto está muy bien… ¿Escribirás más cosas antes de fallecer?
No lo sé… ¿Serviría de algo?
No.
Ya… claro que no… ¿por qué pregunto?
—…
¿Y ahora qué?
Ahora vuelves a tu celda. ¿Qué vas a hacer cuando regreses?
No lo sé… nada… . Me voy a mi celda, regreso el día de mi ejecución, y dejo que la historia me abandone en el olvido para siempre, como el mísero sujeto de pruebas que inevitablemente me ha tocado ser.
Quizá exista la reencarnación y puedas renacer en una vida brillante y soleada… .
Yo no busco una vida brillante y soleada. ¡Yo quería esta vida! Sólo necesitaba esta… ¡Nada más! No quiero mal a nadie… solamente ser feliz, y…
¿Y…?
Pfff… en realidad… ni te imaginas como envidio a toda esa gente que puede despertarse cada día sabiendo que podrán ver el Sol salir con absoluta seguridad, y ya ni siquiera dan gratitud a este hecho… . Me muero por vivir… aunque jures entenderlo, puedo asegurarte que no estás comprendiendo nada. Solamente ves lo que te conviene e ignoras el resto por que sabes que aquí quien tiene el control eres solamente tú misma. Ahora si que no sé que voy a hacer.
¡Anda! Vete a descansar. Ya hemos conversado lo suficiente… te vendremos a buscar el día de tu final.

[…]

—”Buenos días Señorita Lars. ¡Bonitas flores! ¿Se las ha regalado alguien?”
Buenos días Asistente Glados. Sí, pero nada importante… un sujeto defectuoso bastante cabezota.
—”Vaya. ¿Y qué quería?”
Tonterías… cree que sabe lo que quiere, pero solo son juegecillos de su cabeza desestabilizada. Por cierto, Glados. ¿Podrías ir preparando todas las nuevas herramientas para ejecutar al Sujeto 99 para mañana mismo? ¡Que esta noche me han invitado a una fiestaza en la playa y no me le puedo perder para nada del mundo!

dimarts, 8 de maig del 2018

PRESIDIO ETERNO

Allí fuera todo solía brillar antes. Sin embargo las sombras volvieron para encerrase en esta habitación conmigo y recordarme a diario que nunca he sido más que un niño vulnerable a los ojos del mundo. Nada más que esto; un estúpido e indefenso crío incapaz de sobrevivir por sus propios medios.

No sé cuánto tiempo llevo aquí dentro encerrado. Yo me atrevería a afirmar que demasiado, pero cuando no tienes una cruz fijada en tu calendario, siempre puede haber un “demasiado” más.

Aquí ya no queda absolutamente nadie. No queda nada más que sombras cazadoras con un hambre voraz. Antes la poderosa luz me inspiraba a combatir cualquier cosa que me obstaculizara en mi viaje. Hoy esa luz solamente es un firme recordatorio de lo que significa echar de menos, y de lo patético que fui cuando todavía podía verla brillar en ese firmamento gris. Que todos los Purgatorios que imaginaba eran algo más que simples cuentos de ficción sin fundamento, y ahora me doy cuenta. Esta vez tampoco espero ser entendido… ahora sé de sobras que uno solo entiende lo que quiere entender; aun fingir lo contrario. Nadie toma en serio a los críos como yo, que no saben nada del mundo real.

Con la única compañía de un tiburón de peluche que una vez mi hermano trajo a casa, cuento las horas que caen de mi reloj, y me escondo de los depredadores de la noche que merodean por mi cuarto.

Salir de aquí o quedarme para siempre ha dejado de estar en mi mano. Llamo a la puerta en busca de ayuda pero nadie responde ya. Nadie quiere responder a algo tan insignificante, ya sea por temor a buscarse complicaciones innecesarias, o por meras mentiras disfrazadas de protección severa. Tengo miedo… no quiero seguir temiendo a la oscuridad, aun saber lo plagada de monstruos que ésta yace. Allí fuera todo el mundo ríe y se lo pasa bien sin importarle nada de nada; pero en esta pequeña habitación, ni al dormir estoy a salvo. Jamás estaré a salvo. Extraño tanto la luz... aunque ésta jamás me ha querido alumbrar.

Mi pijama de rayas azules y blancas es la única pizca de color que todavía me queda. Siempre había temido que un día me quedase pequeño y tuviese que donarlo; siempre ha sido mi pijama favorito… pero esto ya ha dejado de preocuparme, pues aquí dentro ya no tengo modo alguno de crecer. Siempre seré un mocoso asustado y nada más.

Oigo un ruido. Por un momento pienso que alguien va a abrir la puerta y a sacarme de aquí de una vez por todas. Una efímera respuesta del exterior que llevaba semanas anhelando oír, pero que resulta ser tan irreal como yo mismo. “Obsis” o “Frusty” deben andar muy cerca de aquí… es su hora de comer y me están buscando una jornada más. Yo creé estos horribles monstruos antaño y ahora se han convertido en mi peor pesadilla. Creía que me protegerías de todo lo malo de mis días, y confiaba en ello sin imaginar los eventos que vendrían después. Pero su existencia terminó por transformarme en lo que soy ahora: un intento de hombre delirante.
Me escondo entre las sábanas y trato de contener la respiración como puedo. Ellos están muy, muy cerca. Puedo oírles buscarme por el armario y por detrás de la puerta. Sus silenciosos rugidos me ponen los pelos de punta, pero me permiten detectar con suma precisión su ubicación en este cuarto. Obsis está allí, cerca de la puerta, recordándome con sus ojos morados lo vulnerable que uno se vuelve cuando tiene que enfrentarse a sus miedos cara a cara, y lo débil e insignificante que te hace buscar ayuda. Que tus temores más profundos ya se encargarán de destruir todo aquello que en un futuro puedas llegar a apreciar. Y entonces no tendrás oportunidad de recuperar lo que se desvaneció en el aire como polvo.

Frusty ya se está asomando entre las sábanas donde me hallo; susurrándome cuál espectro que, mientras yo sigo aquí sufriendo en esta cama, el mundo jamás ha dejado de girar lleno de felicidad y vitalidad. Que las luces no se apagan porque hoy no haya salido de mi escondite. Que todos están demasiado ocupados para venirme a buscar aquí.

Estoy harto de los monstruos… no solo de aquellos de los que antaño quise escapar; también de los que devoraron pedazo a pedazo mis escasos fragmentos de ilusión y bondad, y decidieron convertir todo aquello que me hacía feliz en mera basura enfermiza, para terminar encerrándome aquí. Solo e incomunicado. Al margen de todo. Sin nisiquiera poder mostrar quien soy en realidad.

Ya puedo ver los ojos de Obsis y Frusy parpadeando ante mí. Me cubro los ojos con el suave tiburón para no ver lo que esos seres van a hacer conmigo. ¡Yo solo quiero salir de este infierno! ¡No quiero seguir teniendo miedo! ¡Estoy harto! ¡Harto! ¡Harto de ser visto como un niño llorica y atemorizado! Sé que todavía sigues escuchándome detrás de esa puerta bloqueada.

...Hasta que la alarma de mi teléfono móvil me despierta otra madrugada más para empezar una nueva jornada. Ahora todo luce tranquilo y apaciguado. Parece que esos monstruos ya han dejado de acecharme por ahora. Bueno… hasta que la fría noche regrese cuando este día termine.